Me he desnudado de género
humedecido, he
aprendido a
cantar, a cabalgar
por la incertidumbre
de un pánico belicoso.
El nuevo sabor de
mi cuerpo es
de tamaña hediondez
que solo unos zorrillos
quieren acercarseme,
me huelen, huyen,
y tu destreza en las artes
olfativas, se alza en mis
pechos y aprende
sobre un lugar oculto
mas allá de mi alma de
cenizas.
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