Las manitos en el
bolsillo del pantalón,
la sonrisa de papel
desdibujada en el
mundo que no tiene
espacio para
nadie más.
¿Para qué matar humanos
y crear nuevos espacios
si pueden regarme a
mi y hacer crecer
nuevas rosas arrugadas?
Las manitos en el
pantalón, sellando un
universo plagado de frío.
(Estoy aquí, estuve
allá, estaré en otro
sitio en que no podré
vivir ni un segundo)
Me partiré como la
sierpe de cartón
que mira las estrellas
carmesí que se
tuercen en el
sigilo, murmuraré
palabras que nadie jamás escuchará
de mi lángidos labios
viperinos,
seré la aorta que
subsume al corazón
a un mundo indeciso,
seré el río que
moja el silencio
de apagones desteñidos,
no lloraré,
(abrazaré al olvido)
no sentiré,
(murmuraré
emociones en el aire
como cuchillas de goma)
no vivirás,
serás la gota de
jugo de limón que
recorre mis heridas.
Y el frutero goteará de
migas insensibles
el color de tu piel.
viernes, enero 15, 2010
Escenas (Desnudez)
Mi alma se amarra de palabras
abstractas y confusas,
hay olvido,
y el doble de recuerdos
acalorados que me
chillan en suspiros
multicolores.
(Generalmente uso las manos
para hablar y la
condecendencia como medio
de evolución teórica)
El campo en el verano huele
a flores podridas, a
madreselvas al rededor
del cuerpo humedecido
por las lángidas mañanas,
huele a sopa de
verduras,
a carne chamuscada,
a sol confuso.
En el invierno huele a
conservas de frutos
del pasado, a papel
y plástico sobre el jardín,
a mujeres asexuadas,
(creo que a hombres)
Un par de paredes, una
gota de rocio del
verano pasado,
a gemidos huele el
sol caucásico del
horizonte acaramelado.
Me bastan aún tus manos
para acariciar la pelvis
de la temporal
mansedumbre de mi amor.
abstractas y confusas,
hay olvido,
y el doble de recuerdos
acalorados que me
chillan en suspiros
multicolores.
(Generalmente uso las manos
para hablar y la
condecendencia como medio
de evolución teórica)
El campo en el verano huele
a flores podridas, a
madreselvas al rededor
del cuerpo humedecido
por las lángidas mañanas,
huele a sopa de
verduras,
a carne chamuscada,
a sol confuso.
En el invierno huele a
conservas de frutos
del pasado, a papel
y plástico sobre el jardín,
a mujeres asexuadas,
(creo que a hombres)
Un par de paredes, una
gota de rocio del
verano pasado,
a gemidos huele el
sol caucásico del
horizonte acaramelado.
Me bastan aún tus manos
para acariciar la pelvis
de la temporal
mansedumbre de mi amor.
Escenas (Pretexto para dormir)
Al cerrar los ojos en
la montaña rusa de
la desesperación
quiero morir,
al caminar por
los fríos sordidos
de la implacable
lujuria
quiero caer,
la mansedumbre de
los colmillos
que desangran mi
pecho enjuto de raíces
omnívoras quiere
morir y decaer
en amargas canciones
de anís desnudo,
yo no me imagino
que se siente dejar
a un lado la
limosna de la
existencia,
no se que se siente respirar
en caídas de oxígeno
luminiscente, no
me imagino el sabor
de la implacable muerte
en mis manos
acarameladas
y pegajosas
cuando trato de vivir.
A tiempo parcial sonrío
en la aspera maleza
de la sociedad,
a tiempo medio
vivo entre las
manos de la sudada
eternidad humana,
y las manos que se
quiebran de tristeza
son cambiadas cada
noche en el pabellón
de cirugías,
cada noche,
cada momento de
vida que se
entrecruza y
cae,
en la cama de cualquiera.
la montaña rusa de
la desesperación
quiero morir,
al caminar por
los fríos sordidos
de la implacable
lujuria
quiero caer,
la mansedumbre de
los colmillos
que desangran mi
pecho enjuto de raíces
omnívoras quiere
morir y decaer
en amargas canciones
de anís desnudo,
yo no me imagino
que se siente dejar
a un lado la
limosna de la
existencia,
no se que se siente respirar
en caídas de oxígeno
luminiscente, no
me imagino el sabor
de la implacable muerte
en mis manos
acarameladas
y pegajosas
cuando trato de vivir.
A tiempo parcial sonrío
en la aspera maleza
de la sociedad,
a tiempo medio
vivo entre las
manos de la sudada
eternidad humana,
y las manos que se
quiebran de tristeza
son cambiadas cada
noche en el pabellón
de cirugías,
cada noche,
cada momento de
vida que se
entrecruza y
cae,
en la cama de cualquiera.
Supresores temporales N° 1 (Eloísa)
Había una moto en el portón de en frente de mi casa. Mi mamá se quedó mirandola un rato y me preguntó: ¿te sentirías más grande si estuvieses en esa?
(Te va a dar pena, pero te diré la verdad... Para que no la busques más)
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