Mi alma se amarra de palabras
abstractas y confusas,
hay olvido,
y el doble de recuerdos
acalorados que me
chillan en suspiros
multicolores.
(Generalmente uso las manos
para hablar y la
condecendencia como medio
de evolución teórica)
El campo en el verano huele
a flores podridas, a
madreselvas al rededor
del cuerpo humedecido
por las lángidas mañanas,
huele a sopa de
verduras,
a carne chamuscada,
a sol confuso.
En el invierno huele a
conservas de frutos
del pasado, a papel
y plástico sobre el jardín,
a mujeres asexuadas,
(creo que a hombres)
Un par de paredes, una
gota de rocio del
verano pasado,
a gemidos huele el
sol caucásico del
horizonte acaramelado.
Me bastan aún tus manos
para acariciar la pelvis
de la temporal
mansedumbre de mi amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario